viernes 8 de mayo de 2009
El tramo de Salas a Tineo, 20 km, fue un día nublado y lluvioso.
Afortunadamente al caminar y tener una ropa apropiada no sólo no me mojé si no que más bien seguí sintiendo calor y sufriendo más de mi transpiración que del agua de lluvia.
Ese día conocí además las madreñas o zuecos de maderas típicos de la zona.
Poco antes de Tineo conversé con un anciano a la orilla del camino quien recordó un consejo que su padre le dio siendo güaje (niño) y me lo transmitió al ver que hacía el Camino sin una mujer al lado.
Poco antes de Tineo encontré a Paul que estaba a la orilla del camino algo desconcertado ya que según su muy buena guía francesa ya debía estar en la ciudad.
A la distancia estaba una señora trabajando su huerta la que al preguntarle por el pueblo tuvo la gentileza de dejar su trabajo y acercándose a la carrera a nosotros exclamó :
-¡Vais bien, ya os falta poco!
Y nos indicó la ruta con bastante de algo que creí sentir como cariño.
Luego de instalarnos en el muy buen albergue de Tineo disfruté un bocadillo y cerveza con Paul y comencé a conocerlo.
En realidad no es para nada tan serio como aparece aquí.